El verano da los últimos coletazos y hora es de echar la vista atrás. Parece que fue ayer, pero ya han pasado tres meses largos desde que los concejales electos, refrendados en las urnas en los últimos comicios municipales, juraron o prometieron sus cargos. En todo este tiempo, la vida de los vecinos de San Lorenzo de El Escorial ha continuado supeditada a las decisiones de la mayoría absoluta obtenida por el Partido Popular. Nada nuevo bajo el sol, pues así llevamos cuatro legislaturas consecutivas. No obstante, si hubiera que destacar algo de lo ocurrido este verano, sin duda sería la grave contaminación acústica que hemos sufrido los vecinos, la carencia absoluta de criterio que el Ayuntamiento demuestra por la correcta ubicación del recinto ferial durante las fiestas patronales y la incapacidad manifiesta del equipo de Gobierno municipal a la hora de gestionar la adecuada organización de un evento tan importante como fue la histórica visita de Su Santidad el Papa Benedicto XVI.
En primer lugar, la grave contaminación acústica que venimos padeciendo los vecinos tiene un primer origen en las discotecas móviles que, organizadas, contratadas y sufragadas por el propio Ayuntamiento, incumplen las ordenanzas locales del ruido (que prohíben sobrepasar el nivel de decibelios establecido por la ley), por lo que en este caso la falta de cumplimiento real de los límites de contaminación acústica fijados por las directivas comunitarias puede ser imputable al promotor, esto es, el Ayuntamiento. Un segundo origen lo encontramos en la celebración sistemática de "botellones" en La Ballestería y el Parque de Terreros, donde a los continuos altercados entre los propios participantes hay que añadir un nivel de ruido inaceptable, ruido que puede llegar a representar un factor psicopatológico destacado en el seno de nuestra sociedad y una fuente permanente de perturbación de la calidad de vida de los vecinos. En este sentido, las directivas marcadas por la Organización Mundial de la Salud sobre el ruido ambiental ponen de manifiesto que "[...] las consecuencias que la exposición prolongada a un nivel elevado de ruidos tiene sobre la salud de las personas (v. gr. deficiencias auditivas, aparición de dificultades de comprensión oral, perturbación del sueño, neurosis, hipertensión e isquemia), así como sobre su conducta social (v. gr. reducción de los comportamientos solidarios e incremento de las tendencias agresivas)". Por tanto, vigílese el cumplimiento de la Ley 47/2002, de 19 de diciembre --donde se define la contaminación acústica como "[...] la presencia en el ambiente de ruidos o vibraciones, cualquiera que sea el emisor acústico que los origine, implique molestias, riesgo o daño para las personas, para el desarrollo de sus actividades o para los bienes de cualquier naturaleza, o que causen efectos significativos sobre el medio ambiente"--, cuyo objeto es prevenir, vigilar y reducir la contaminación acústica para evitar los daños que de ésta pueden derivarse para la salud humana, los bienes o el medio ambiente, y asunto acabado.
En segundo lugar, resulta difícil elegir un lugar menos adecuado para la ubicación de un recinto ferial como el dispuesto por el Ayuntamiento. Que el recinto ferial de las fiestas patronales de San Lorenzo esté situado en un minúsculo aparcamiento del polígono industrial, lugar de difícil acceso y extremadamente incómodo de ocupar, es un síntoma claro del interés que el equipo de Gobierno municipal siente por esa pequeña pero importante parcela de las fiestas en la que la representación institucional es menos brillante, es decir, la que carece para el Ayuntamiento de una función propagandística convirtiéndose en un elemento esencialmente lúdico-popular, la que el boato y los privilegios quedan desplazados por la espontaneidad y la alegría.
En tercer lugar, y como colofón a este somero resumen de lo que para los vecinos ha traído consigo el verano, desde Alternativa Municipal Española queremos denunciar públicamente la incapacidad manifiesta de los responsables del Ayuntamiento a la hora de gestionar la adecuada organización de un evento tan importante y significativo como ha sido la reciente e histórica visita de Su Santidad el Papa Benedicto XVI, cuya visita se ha saldado con el lamentable espectáculo de la entrega de la Medalla de Honor del Real Sitio junto a un arcén de la M. 600, el colapso del tráfico rodado en todo el casco urbano y la desastrosa organización e irrelevante presencia del Ayuntamiento en los actos presididos por Su Santidad. Durante el mes anterior a la visita del Santo Padre, desde el Ayuntamiento se informó a los vecinos que no se podría acceder a la Lonja sin la obtención de la oportuna acreditación; una vez agotadas éstas, se dijo a quienes fueron a pedirlas que no intentaran acceder a la Lonja sin credenciales porque no se les franquearía la entrada. La noticia se llegó a difundir incluso en televisión, La Razón y otros medios de comunicación, y en consecuencia apenas vino gente de fuera y muchos de los vecinos se retrajeron de acudir a recibir al Papa, causando una imagen de frío recibimiento y un grave perjuicio económico al comercio y a la hostelería del pueblo. Y lo más rocambolesco del caso es que finalmente pudo acceder a la Lonja todo el que quiso, pues en vista de la escasa participación popular los organizadores dejaron el acceso libre a todo el mundo. Otra vez que se cubre de gloria nuestro Ayuntamiento.